21/2/09

Que frio tengo.


La muerte es una madre nuestra antigua,
nuestra primera madre, que nos quiere
a través de las otras, siglo a siglo,
y nunca, nunca nos olvida;
madre que va, inmortal, atesorando
—para cada uno de nosotros sólo—
el corazón de cada madre muerta;
que esta más cerca de nosotros,
cuantas más madres nuestras mueren;
para quien cada madre sólo es
un arca de cariño que robar
—para cada uno de nosotros sólo—;
madre que nos espera,
como madre final, con un abrazo inmensamente abierto,
que ha de cerrarse, un día, breve y duro,
en nuestra espalda, para siempre.

Juan Ramón Jiménez.

2 comentarios:

bixen dijo...

Carta a mi difunta madre

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;
cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

GARCILASO DE LA VEGA

txingudi dijo...

Bixen, Gracias.